Aprovechando unos días de vacaciones realizamos un pequeño tour por la costa cantábrica y nuestra primera parada fue en Liencres, localidad situada a pocos kilómetros al oeste de Santander y que contiene un paraje natural-salvaje de enorme belleza.
La mañana la aprovechamos para merodear la zona de los Urros en busca de posibles encuadres en base a la salida y ocaso solar. Teniendo en cuenta por donde el sol nos despediría y la orientación de los erosionados islotes ví claro el mensaje que quería transmitir con la imagen y señalé con una X (virtual) el punto donde plantar el trípode. Seguidamente nos fuimos de turismo por los preciosos pueblos colindantes.
Hacia las 18:00h. volvimos al lugar y ya desde abajo se atisbaba más de un fotógrafo en faena, por suerte, mi X virtual había realizado correctamente su función y se encontraba libre de marca. Nos dirigimos hasta allí enraizándonos hasta la conclusión del ocaso. La pinta que iba tomando el cielo no era nada halagüeña y una gran nube que crecía minuto a minuto fue apoderándose del cielo provocandome una desilusión directamente proporcional. Es ahí donde mi mujer me anima y me aporta la paciencia necesaria.
Después de un buen rato probando verticales, horizontales, filtros y demás llegó el tan esperado momento y no defraudó. El horizonte fue tomando tonalidades cálidas que contrastaban con las frías de las nubes y ésto fue progresivamente en aumento hasta que, justo por la única vía de asome que tenía, apareció potente y cálido el astro rey.
Sé por propia experiencia que éstos momentos multiplican su velocidad y se vuelven fugaces (al menos a nivel de percepción), así que giré el polarizador levemente, intenté alinear el degradado inverso de 3 diafragmas con el horizonte y disparé a distintas velocidades procurando realizar el mayor número de tomas posibles. Son instantes en los que la luz es altamente variable y hay que andar vivo en los ajustes.
Sé por propia experiencia que éstos momentos multiplican su velocidad y se vuelven fugaces (al menos a nivel de percepción), así que giré el polarizador levemente, intenté alinear el degradado inverso de 3 diafragmas con el horizonte y disparé a distintas velocidades procurando realizar el mayor número de tomas posibles. Son instantes en los que la luz es altamente variable y hay que andar vivo en los ajustes.
Diafragma : f22
Velocidad de obturación: 6s
Modo de exposición: Manual
Medición: Puntual
Sensibilidad ISO: ISO 100
Distancia focal: 33 mm
Mi idea era crear una imagen en la que aprovechando la inclinación hacia atrás de los Urros y la dirección del ocaso parecieran querer huir del lugar y sin lograrlo terminaran petrificados por el sol. No se si lo habré conseguido. Lo que sí tengo claro es que realicé las imágenes en serie para mostrároslas simultaneamente y que podais sentir parte de lo que sentimos nosotros ése día.
Ver Los Urros en un mapa más grande